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Un hombre inteligente

Palabras de agradecimiento por el homenaje póstumo que el Instituto Politécnico Nacional dedicó a mi padre.

 

Ustedes tuvieron la oportunidad de conocer a Ramón Cortés Barrios como profesor o como colega, yo tuve la fortuna de conocerlo como padre. Y por mi cercanía con él, conocí el secreto detrás del hombre brillante e ingenioso. Permítanme platicarles su secreto, pues éste es un secreto tan valioso que merece ser divulgado entre los jóvenes.

 

En casa teníamos un pizarrón; en él, muchas veces vi a mi padre preparar las cátedras que debía dictar ese día. Borraba el pizarrón una y otra vez hasta quedar contento con sus presentaciones.

 

En otras ocasiones mi padre se encerraba en una habitación y lo escuchábamos hablar en voz alta como si se encontrara frente a un auditorio repleto. Después salía apresuradamente para llegar a tiempo a la conferencia que habría de exponer.

 

Ese era su secreto: dedicación. Y aunque en varias ocasiones me dijo: —Ramón, la persona inteligente tiene la vida resuelta—, me doy cuenta de que él fue lo suficientemente inteligente para descubrir que sólo la dedicación ensancha la inteligencia.

 

En nombre de mi padre, de mi madre, de mis hermanos y en el mío propio, agradezco al Instituto Politécnico Nacional y a todos los presentes por este homenaje póstumo a Ramón Cortés Barrios.

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