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Seudónimo

Me han preguntado por qué mi seudónimo es Cortesramondx. He aquí la respuesta. (Si el lector se ha preguntado cómo puede preguntarme, solo requiere visitar la página de Contacto. La liga está en el menú horizontal del tope superior de cualquier página de este sitio.)

 

Hace algunos años, cuando mi esposa decidió modernizarse y abrió finalmente una cuenta de correo electrónico, me apresuré a escribirle mil correos. Por supuesto estoy siendo exagerado, pero sí escribí muchos mensajes para ella. Bobos, ilógicos, tiernos, cualquier cosa que llegara a mi cabeza. Trataba únicamente de evitar que padeciera el síndrome de la desilusión por el buzón vacío. Paulatinamente mis mensajes se fueron pulimentando (el ciego aprendió a escribir). Yo trataba de parecer original incluso en el momento de firmarlos. En otra ocasión contaré la serie de cuentos que desembocaron en mi autógrafo de “El amo de todos los tés”. Pero en esta oportunidad explicaré sobre otra firma, una que utilicé y aún utilizo: es la de Cortesramon. Así sin acentos. Es, como seguramente ya ha observado el lector en mis anteriores cuentos: mi nombre y apellido traspuestos. Esta firma contiene un mensaje oculto que hasta este momento sólo Guadalupe comprendía. Cuando niño, mi madre me enseñó la pasión por la lectura; ya escribiré en otra ocasión sobre este vicio. Muchas horas dediqué a leer en solitario. En alguna de aquellas lecturas leí sobre la esteganografía. Es el arte de ocultar mensajes dentro de lo escrito. Pero continuemos con nuestro tema. Si se quitan de la palabra las tres primeras letras, la sexta, la séptima y la última podrá leerse. Cuando quise registrar en Facebook, en Twitter, en Wix y en Gmail tal seudónimo resultó que ya estaba registrado, por lo que me vi obligado a deformarlo.

 

―Los jóvenes utilizan con frecuencia,― pensé, ―el emoticono XD para concluir sus mensajes.

 

Significa felicidad, pues representa una cara sonriente con los ojos muy apretados. Pero yo no soy un joven, aunque así me sienta. Ya habrá el lector leído los 60 son la mejor edad. Debía entonces encontrar algo parecido; pero no igual. La inspiración llegó por sí sola, ella suele ser caprichosa. DX, que es lo contrario, representa en números romanos 510. Es una fecha muy significativa para mí. El lector podrá deducir si me refiero al cinco de octubre o al, muy festejado en México, diez de mayo por mi relato del Cuento de Astronomía. Dixi, además, significa en latín: dije o he dicho.

 

―¡Qué complicado!― Exclamó mi esposa cuando escuchó la explicación.

 

Así es, estoy seguro que ella tiene razón, pero es así como funcionan las relaciones dentro de la cabeza y es la mía la que eligió el sufijo. Así que intenté cortesramondx en los cuatro sitios y conseguí confirmación para mi seudónimo.

El arte de ocultar textos en lo escrito.

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