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Fuerza exégira - proyecto Ulises

 

Pues sí, sí hubo una sonda espacial que describió órbitas perpendiculares al plano ecuatorial de nuestra estrella. Y sí contaba con instrumentos para determinar su posición en el espacio. Fue bautizada con el nombre de proyecto Ulises, un trabajo científico conjunto de las agencias NASA y ESA para estudiar nuestro sol desde todas las latitudes. El vehículo científico fue transportado a órbita terrestre por el Space Shuttle en 1990 y mediante dos etapas de motores de propulsión prosiguió rumbo al planeta Júpiter. Una precisa maniobra asistida por la gravedad del planeta gigante torció su rumbo obligándola a abandonar el plano de la eclíptica en 1992. La órbita final de la sonda tiene una inclinación de 80 grados con el plano ecuatorial del Sol, un perihelio un poco mayor a 1 unidad astronómica (UA, distancia media entre la Tierra y el Sol) y un afelio cercano a 5 UA (aproximadamente la distancia que Júpiter guarda con nuestra estrella). Este recorrido le permitió ejecutar estudios de la heliosfera. Realizó tres pasadas cercanas a nuestro astro (en 1994, 2000 y 2007) contando con energía suficiente para soportar a sus instrumentos. Envió datos mediante sus sistemas de antenas sobre campos magnéticos, partículas enérgicas, rayos cósmicos, polvo y gas interestelar. Descubrió que la cola del cometa Hyakutake era mucho mayor que lo estimado por la ciencia hasta ese momento. Y también realizó mediciones sobre la aurora del planeta Júpiter. Cuando su generador termoeléctrico por radioisótopos (RTG por sus siglas en inglés) agotó el material radioactivo, y le fue instruido pasar al modo de sólo-escucha en 2009, quedó abandonada, prácticamente a la deriva, circundando a nuestra estrella vital por el resto de su existencia.

 

Cuando leí sobre este proyecto, el lector ya habrá imaginado, la vocecilla proveniente de mi amigo imaginario Isaac Newton me urgió para investigar a fondo los resultados de las mediciones de posición o posible desviación que la órbita de la sonda hubiese sufrido. No sé si lo hizo por empatía conmigo o esperando que al no encontrarlas me viera obligado a aceptar que no existe más fuerza interactuando entre dos masas que la fuerza de gravedad. Busqué en internet toda la información a mi alcance. Busqué en el sitio web de la NASA, por supuesto. Busqué en el sitio de ESA, también. Busqué en Google. No descansé un segundo hasta que finalmente topé con una muy breve mención sobre las mediciones realizadas con el sistema GRB de la sonda Ulises.

 

El sistema GRB (Gamma Ray Burst) es un sofisticado instrumento que permite, al estilo de un GPS (Global Positioning System), ubicar la posición de una nave, un satélite o una sonda espacial. En el universo ocurren constantemente estallidos energéticos que generan una intensa radiación electromagnética. Varios vehículos espaciales, equipados apropiadamente con detectores de rayos gamma, ubican el estallido mediante “multilateración”. Multilateración es un método que permite ubicar la localización del estallido mediante la comparación de los momentos de arribo de las lluvias de rayos gamma a detectores separados una distancia considerable. Localizada la fuente, por la intersección de al menos dos curvas hiperbólicas de los posibles orígenes, puede entonces ubicarse por su lectura a otro detector más.

 

Decía que encontré en la poca información disponible una mención sobre el sistema GRB de la sonda Ulises. La mención dice textualmente: “When Ulysses crossed the ecliptic twice per orbit, many GRB determinations lost accuracy”. He traducido esta escueta mención como: “Fueron detectadas inconsistencias en las mediciones de su GRB cada vez que Ulises cruzó el plano de la eclíptica”.

 

―Exactamente en el plano de la eclíptica―, me dije a mi mismo y evité brincar de júbilo. Mi amigo imaginario Isaac guardó silencio.

 

Tal mención puede ser interpretada, por supuesto, como imprecisiones de los instrumentos, errores en el proceso de medición, interferencia por fenómenos externos o, también, como posiciones correctas inesperadas de la sonda según los cálculos realizados teniendo en cuenta únicamente la ecuación de la gravitación universal.

 

Con esta última conclusión, vaga ciertamente, quedamos satisfechos: yo y mis amigos Qwert y Albert Einstein, por lo menos; mi amigo Newton permaneció en su mustio silencio.

 

Visualización artística de la sonda Ulises tras su separación del Space Shuttle.

Órbita casi perpendicular al plano de la eclíptica de la sonda Ulises.

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