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Mensaje codificado

Una consciencia cuántica narra sus tribulaciones; desprendida de su dueña y habiéndose percatado de su propio yo, se siente prisionera de la superred interasteroidal de computadoras y busca evadirse de su prisión cuántica. Mientras consigue idear la forma de volver al mundo de los seres biológicos, cuenta la historia de una familia de viajeros electromagnéticos que se han involucrado con personajes y en eventos de las novelas anteriores.

Helen Keller, 

Cuando la vida se derrumba

​“Aunque el mundo está lleno de sufrimiento, está también lleno de la superación del sufrimiento.”

 

Paul Ricoeur,

Respuesta a Jean-Pierre Changeaux sobre el tema de la conciencia

"Así, la conciencia no es un lugar cerrado del que me pregunto cómo alguna cosa entra desde afuera, porque ella está, desde siempre, fuera de ella misma."
 

Pedro Calderón de la Barca,

La vida es sueño

“En llegado a este discurso, mis desdichas me consuelan; pues, por lo menos, si estoy sujeto, lo estoy por fuerza; porque voluntariamente a otro hombre no me rindiera.”
 

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novelas ciencia ficción

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Sor Juana Inés de la Cruz,

Dime vencedor rapaz

“Dime vencedor rapaz, vencido de mi constancia, ¿Qué ha sacado tu arrogancia de alterar mi firme paz?”
 

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Leonhard Paul Euler,

Matemático y físico suizo

“Los matemáticos han intentado en vano, hasta la actualidad, descubrir algún orden en la secuencia de números primos, y tenemos razones para creer que se trata de un misterio que la mente humana jamás resolverá.”
 

Albert Einstein,

Premio nobel de física 1921

“Hasta donde la ley de las matemáticas se refiere a la realidad, esta no es exacta; y cuando las leyes de la matemática son exactas, estas no se refieren a la realidad.”
 

Carl Sagan,

Contacto

“Nosotros suponemos que el Mensaje contiene las instrucciones para fabricar una máquina. Por supuesto, no sabemos cómo hacer para descifrarlo…”
 

George Sand,

Alias de Amandine Aurore Lucile Dupin

​“Mis viajes más bellos, los más dulces, los he hecho al calor del hogar, con los pies en la ceniza caliente y los codos reposando en los brazos desgastados del sillón de mi abuela.”​
 

Octavio Paz,

La calle

“… si me detengo, se detiene; si corro, corre. Vuelvo el rostro: nadie. Todo está oscuro y sin salida donde nadie me espera ni me sigue, donde yo sigo a un hombre que tropieza…”
 

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