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Más acertijos

En este cuento se incluyen las soluciones a los acertijos anteriores. Si el lector desea perseverar en descubrirlas por su propio esfuerzo le recomiendo no leer el último párrafo.

 

Muchos acertijos, adivinanzas y problemas de todo tipo trajo, papá, a casa. Otro problema que recuerdo muy claro porque me granjeó la admiración de mis compañeros, pues mi padre ya me había explicado el método para alcanzar la solución años antes, fue: ¿cómo deben acomodarse los números del 1 al 8 en un rectángulo vertical de dos por tres casillas con dos casilla adicionales en la fila intermedia, una a cada lado del rectángulo, para que no se toquen los vértices ni los lados de dos casillas que contienen números consecutivos?

 

Otro acertijo, que resolvió una de mis hermanas tan rápida como un rayo, fue: ¿cuánto pesa un pato que pesa 8 kilos más la mitad del pato? Otro más que, si la infiel memoria no me traiciona, recuerdo que no logramos resolver es: ¿cuántos saltos debe dar un galgo para alcanzar a una liebre que le aventaja 60 saltos de galgo si la misma distancia avanza el galgo en 3 saltos como la recorrida por la liebre en 5; pero la liebre, más rápida, brinca 3 saltos en el tiempo que el galgo solo logra dar 2?

 

Él explicaba la solución cuando no conseguíamos encontrarla nosotros; como fue el caso, según recuerdo del problema de los estudiantes que rentaron el cuarto de hotel. (A menos de que alguno de mis hermanos reclame la distinción de haberlo resuelto, en cuyo caso tendré que retractarme y aceptarlo, pues mi memoria no es eidética). Con ellos, los acertijos, mi padre nos enseñaba no solamente a aplicar matemáticas y lógica para resolver las cuestiones, sino también principios útiles para la vida. (Léase la primera parte del relato de la Fuerza exégira). Con palabras que ya no recuerdo, él nos enseñó a preguntarnos si el problema cambiaría con el tiempo, si los datos del acertijo serían los mismos en un escenario diferente, si habrían circunstancias no mencionadas que pudieran afectar a la solución, si quién ha proporcionado los datos es fuente confiable, si la pregunta está correctamente elaborada, si el problema no oculta algún engaño, si no se ha omitido un dato relevante. Cuando se resuelven estas interrogantes con mucha frecuencia se encuentra también la solución. Y si no se encuentra, se habrá dado al problema tantas miradas desde diferentes puntos de vista que resolverlo ya sólo será cuestión de método. Recuerdo que su ejemplo más socorrido para ilustrar estos conceptos era el acertijo de-qué-color-es-el-caballo-blanco-de-Napoleón. Nos recomendaba que si no encontrábamos la solución guardáramos el asunto para más tarde y continuáramos con la vida.

 

También aprendimos a preguntarnos si la persona que promete algo podrá cumplirlo, si quien ofrece llegar a tiempo suele hacerlo, si aquel que te pide prestado tendrá intenciones y posibilidades de pagarte, si existen intereses personales ocultos en el planteamiento de la cuestión, si quien te pide creer en principios y virtudes los demuestra con sus actos.

 

Enseñé algebra y trigonometría en una secundaria. Cuando estábamos hartos de los números, desafiaba a mis estudiantes con algún acertijo. Ellos, mis alumnos, no se deslumbraban con compañeros que lograban soluciones brillantes. Ya sabían preguntar: "¿a qué se dedica tu padre?".

 

 

La solución al acertijo de los estudiantes que rentaron un cuarto de hotel es sencilla. El planteamiento del problema está truculentamente retorcido. El peso faltante no existe. Los estudiantes aportaron originalmente 30 pesos, de los cuáles: 27 fueron para pagar servicios (25 cubrieron la noche del hotel y 2 pesos, la propina que se embolsó el botones), los 3 pesos restantes regresaron a sus manos. La solución del acertijo de los hermanos gemelos no es complicada. La pregunta que debe hacerse es: “¿cuál camino me diría tu hermano me lleva a Atenas?”. Cualquiera de los gemelos que responda señalará la bifurcación equivocada.

 

Esta no es solución al acertijo de acomodar los números del 1 al 8 en un rectángulo con orejas, pues las casillas 1 y 2 se tocan en un vértice.

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