top of page

Inspiración

Escribir la primera novela fue un desafío monumental, no solamente porque ésta fue mi primera obra larga y en muchas ocasiones empujé la piedra por el camino escabroso en lugar de rodarla por la vereda corta, sino porque, además, fue mi primer contacto formal con la inspiración. A ella la imagino como a una veleidosa, caprichosa y asustadiza jovenzuela. Se presenta cuando le da la gana y se fuga de igual manera. No lleva agenda ni respeta horario. Si uno omite prestarle toda la atención cuando ella la demanda, simplemente desaparece del escenario. Pablo Picasso decía “cuando llegue la inspiración que me encuentre trabajando”, muy certero comentario según mi propia experiencia. Yo me atrevería a solicitar, sin embargo, que cuando la inspiración se ofrezca a trabajar conmigo que por favor dicte más despacio. Siete años, declaré, me tomó escribir el primer libro. Pero no fue por causa de falta de inspiración sino, todo lo contrario, se debió a exceso. Redacté el siguiente reclamo en un momento en que la inspiración ausente me otorgó un pequeño respiro.

 

Despierto por la mañana y no puedo definir si he soñado con escenas o las he esbozado durante el duermevela, pero el caso es que despierto con bocetos de escenarios, con diálogos, con frases para diferentes capítulos de la novela. Me encuentro en ocasiones tratando de dilucidar como resolver un enredijo de la trama de manera convincente y me acuesto a dormir con la esperanza de soñar con la respuesta. No solamente no obtengo la solución deseada, sino que en lugar de ello recibo eventos y acontecimientos para nuevos enredos de capítulos que aún no pretendo escribir. Me siento como el estudiante al que le son asignados deberes de temas avanzados, cuando aún no ha podido resolver los ejercicios básicos. Me siento como armando un gran rompecabezas cuando uno tropieza con las piezas que no se estaban buscando. Junto a mi cama tengo siempre lápiz y hojas de papel reciclado. Anoto con ellos las ideas recibidas en estos sueños. He obtenido así, de la inspiración, todos los componentes de la trama, aunque en completo desorden. Han arribado como la charla de amigos que departen al calor de demasiadas copas hablando al unísono, ya sin ningún protocolo, ya sin ninguna prudencia. A veces llegan cinco, seis o más ideas con el cometido de ser desarrolladas, de ser complementadas o de investigar para hacerlas verosímiles y cuando tomo el lápiz para plasmarlas en papel y evitar su olvido, apenas he escrito la primera cuando las demás, burlándose de mi poca retentiva, se fugan de mi memoria en inexcusable tropel. Me siento como tratando de pasar agua entre dos cantaros utilizando únicamente las manos unidas como cuenco. Esta complicación se repite, agravando mi situación, incluso, durante la vigilia. Mientras estoy en la oficina tratando de concentrarme en el trabajo, me asaltan intempestivamente ideas para varios capítulos. Anoto los productos de esta inspiración inoportuna en una hoja de papel, en una servilleta, en notas en mi computadora, en correos electrónicos que me envío a mí mismo. Armar la secuencia de la novela está resultando una labor muy ardua. No puede una idea ir después que otra que sea su consecuencia ni antes de una tercera que sea su precursora y las ideas están llegando fuera de orden. Por ello me he visto obligado, muchas veces ya, de hacer borrón y secuencia nueva. Supongo que de esto pueden hablar mejor los escritores experimentados. Para complicar aún más este asunto, sin haber concluido esta primera novela, ya he recibido en sueños-despierto en cuestión de pocas semanas, en lapsos de pocos segundos, los argumentos centrales de tres nuevos libros. Por lo menos debo agradecer que en estas ocasiones las imágenes, los argumentos, los diálogos han sido perfectamente claros y definidamente diferenciadas unas de las otras tramas. Pero ahora la complicación se ha multiplicado por cuatro, pues en los sueños recibo relaciones, escenarios, frases y diálogos de cuatro diferentes libros. Me he visto obligado para lograr conversar con esta veleidosa muchacha a desarrollar una mnemotecnia para no olvidar los asuntos y otra técnica sintáctica para registrar los recuerdos. Pues ahora además de lograr con heroicos esfuerzos que los recuerdos no se fuguen, debo diferenciar en cada dato recibido si el asunto es para una novela u otra y luego administrar la información de manera que no se tergiversen las tramas. No pretendo y no me obligara mi inconstante amiga a iniciar la escritura de ningún otro trabajo hasta no concluir "Un mismo cuerpo".

 

Platico con seres imaginarios con relativa frecuencia (léase el cuento de Qwert). Mi padre, fallecido hace algunos años, es uno de mis interlocutores favoritos. Ocasión que la inspiración utiliza para presentarse disfrazada. A una semana del término de la cuarta novela, estando en duermevela conversaba con mi padre. En estado de vigilia es sencillo charlar con un amigo imaginario; sólo se requiere alternar entre personalidades diferentes: la propia y una parecida al personaje con quien se conversa. En el estado de duermevela, el asunto es algo más complicado. El cerebro estando medio despierto y, al mismo tiempo, medio dormido no acciona exactamente como quisiéramos. Tiene, diría mi esposa, su propia voluntad. Explicaba a mi padre en aquella plática fingida lo cerca que estaba de alcanzar la finalización del proyecto de las cuatro novelas. En cuestión de días estamparía la palabra FIN en el último libro. Él me hizo ver entonces que a pesar de haber satisfecho los objetivos de cada uno de los libros, aún no había explicado claramente en ninguno de ellos por qué la saga se llama “Universos convergentes”.

 

―No puedo agregar una quinta novela,― respondí parcialmente dormitando, ―ello afectaría al principal mensaje esteganográfico.

 

Él dijo entonces:

 

―Sé que encontrarás la manera de hacerlo, pero es necesaria la quinta novela, aún tienes varios cabos sueltos.

 

―Está bien, padre,― respondí, ―pero antes debo construir el blog en internet para promocionar la saga; recuerda que el objetivo principal es que sea leída y cuanto más leída mejor. Después de eso, al término del próximo concurso donde la enviaré a participar, publicaré las novelas de manera digital.

 

Ya me encontraba completamente despierto cuando emití este último comentario.

 

El primer libro de la saga ya está disponible. La imagen de su portada se encuentra en la página de inicio de este blog (liga de esa página en la esquina superior izquierda de esta página). Esa imagen de la portada contiene la liga para acceder al punto de venta. Las siguientes novelas seguirán una después de la otra en las próximas semanas. Más tarde me abocaré a escribir el quinto libro. De esta quinta novela, ya tengo casi concluidas las escaletas que me ayudaran a mantener el orden cuando la inspiración se aparezca con sus múltiples disfraces y sus oscuras intenciones de enredar mi labor.

 

Pablo Picasso, pintor y escultor español.

bottom of page