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Fuerza exégira - parte 3

Haciendo oídos sordos a las objeciones que mi amigo-en-ideas Isaac Newton expresó en todo momento, no sin razón, sobre ausencia de datos y observaciones experimentales procedí a elaborar una representación gráfica de la conceptualización matemática planteada.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En la gráfica puede verse cómo la diferencia de las fuerzas de gravedad y exégira logra una resultante que crece con la distancia en lugar de decrecer en la región etiquetada como Brazos (principalmente hacia el lado izquierdo de la gráfica); mientras vuelve a decrecer de manera asintótica más allá de esta región. La zona etiquetada como Núcleo que corresponde al bulbo de la galaxia, zona más brillante de la imagen inferior, estaría sujeta a una fuerza resultante repulsiva.

 

Ante tal afirmación, mi Isaac Newton mental, expresó que ciertamente había logrado, con mi modelo, conferir a las estrellas más alejadas del centro velocidades mayores que las estrellas más cercanas, pero tal modelo no explicaba los brazos espirales. La fórmula propuesta probablemente crearía una figura parecida a una dona de sección transversal oval transitada como canal por objetos (estrellas y sistemas planetarios) moviéndose a velocidades crecientes con la distancia, pero no necesariamente las figuras espirales que se observan en las galaxias. En la gráfica puede verse que la fuerza no resulta el doble de grande en un objeto que está al doble de la distancia del origen que otro y, por tanto, no conquista el objetivo perseguido.

 

Los cuerpos giratorios, sugerí entonces haciendo responsable de la idea a Qwert, presentan un movimiento conocido en física como precesión. Tal movimiento que puede observarse en un trompo o peonza consiste en que el eje de rotación del cuerpo giratorio experimenta un movimiento de cabeceo circular. Si los objetos astronómicos como los agujeros negros y las estrellas neutrónicas presentan esta precesión, su plano ecuatorial se moverá como una moneda girando antes de quedarse plana sobre la mesa. Esto crearía en las galaxias dos planos imaginarios: uno, aquel donde se encuentran las estrellas y, el otro, el ecuatorial del agujero negro donde se manifiesta la fuerza exégira. El primer plano estaría más o menos fijo mientras el segundo en constante rotación. Los planos se intersecarían en una línea pues no serían paralelos. En tal línea la fuerza exégira se revelaría en su mayor intensidad mientras en el resto del plano de la galaxia (el plano fijo donde se encuentran las estrellas) la fuerza de gravedad imperaría en su máxima expresión. Las estrellas experimentarían oleadas contantes de jalones y empujones alternativos, hacia el centro de la galaxia, causados por el giro del plano ecuatorial provocando cambios en la densidad de las estrellas en el espacio. Tales cambios de densidad construirían patrones geométricos por causa de la regularidad en los movimientos del agujero negro. Así que los brazos espirales no son otra cosa que cambios en la densidad de estrellas en el espacio alrededor del centro de la galaxia por causa de la fuerza exégira. Esos patrones, más tarde, serían estirados en el sentido de rotación de las estrellas alrededor de la galaxia.

 

―Estás suponiendo sobre suposiciones,― reclamó Isaac Newton dentro de mi cabeza, ―no existe ningún fenómeno similar donde puedas apoyar tus declaraciones.

 

Respondí, aunque no sin titubeos:

 

―Las estrellas neutrónicas probablemente emiten en su plano ecuatorial contantemente pulsos electromagnéticos en todas direcciones, y no como los faros marítimos que nos parecen, pero son sólo visibles a nosotros cuando el plano ecuatorial girando en precesión se alinea con nuestro punto de observación. Eso sería un fenómeno análogo al que sugiero para el responsable de los brazos espirales.

 

―Otra suposición más―, expresó Isaac y quedó muy satisfecho con sus comentarios.

 

Movimiento del plano ecuatorial como una moneda a punto de quedarse plana sobre la mesa.

Movimiento de precesión en un trompo o peonza.

Diagrama de un pulsar como lo concibe la ciencia, aunque no como lo requiere el modelo de esta propuesta.

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