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Fuerza exégira - parte 2

Me preguntaron cuando publicaría la segunda parte del relato de la fuerza exégira. Como respuesta debo admitir que me ha costado mucho tiempo y esfuerzo escribirla. Mi padre me enseñó que si uno consigue expresar una idea con palabras sencillas querría decir entonces que realmente entiende del tema, así que me he visto obligado a rehacer los siguientes párrafos varias veces. Espero haber logrado mi propósito según su recomendación.

 

Afirmé que como escritor de novelas y no de ciencia no me encontraba obligado a demostrar mi atrevida declaración planteando incomprensibles fórmulas capaces de predecir resultados; sin embargo, sin el esbozo de alguna estrambótica ecuación la propuesta de la fuerza exégira no habría podido apaciguar la curiosidad de tantos años y tampoco habría permitido una discusión con mi padre (aunque el cáncer se encargó de hacer imposible lo segundo). Veamos entonces como imagino que la tal fuerza exégira pueda resolver la cuestión de la preservación de los brazos en las galaxias espirales.

 

Los cuerpos de gran densidad, como son por ejemplo las estrellas neutrónicas, adquieren en su creación una gran velocidad angular, es decir, giran muy rápido sobre su propio eje. Recientemente la ciencia ha ligado los pulsares, que son objetos estelares emisores regulares de pulsos electromagnéticos, con las estrellas neutrónicas. Estas últimas son cuerpos que se han generado, según la teoría estelar, tras el estallido de una estrella gigante moribunda. Se dice que una estrella neutrónica es el núcleo remanente de aquella gran explosión, constituido casi exclusivamente por neutrones. Tales cuerpos de gran densidad y gran velocidad angular producirían, según mi propuesta, una fuerza repulsiva en el plano ecuatorial de su giro. Aunque tal fuerza repulsiva no sería tan intensa en un pulsar, a pesar de su gran velocidad angular, por causa de su menor masa. Recordemos que la mayor parte de la materia que conformaba a la estrella originadora del pulsar se habría perdido en el estallido. Nuestro sol o cualquier estrella de mayores dimensiones tendría una masa muchas veces superior a aquella del pulsar, pero su velocidad de rotación no sería comparable al de la estrella neutrónica; así que tanto los primeros, pulsares o estrellas neutrónicas, como los segundos, estrellas medianas y gigantes, presentarían una fuerza exégira pequeña. En oposición, un agujero negro supermasivo, como aquel del centro de una galaxia con masa igual a millones de veces la masa de estrellas similares a nuestro sol y con una velocidad de giro cientos o miles de veces superior a la de un pulsar, presentaría una fuerza exégira suficientemente significativa como para producir un efecto perceptible de repulsión sobre masas estelares ubicadas a distancias de miles de años luz. La tal fuerza nueva tendría que decrecer más rápidamente que la fuerza de gravedad para permitir que el efecto final en sistemas planetarios como el nuestro se aproximara más a un comportamiento como el delineado por la ecuación de Newton. Entonces, totalmente salida de mis conjeturas y las pláticas fantasiosas con mi amigo imaginario Qwert, planteo la siguiente expresión matemática:

 

 

 

Donde w1 es la velocidad angular de la masa principal.

 

No debemos perder de vista que la tal nueva fuerza sería perceptible únicamente en el plano ecuatorial, es decir, el plano transversal al eje de rotación. En los restantes puntos alrededor del cuerpo giratorio la fuerza se comportaría como describe la ecuación de Newton (minuendo en la anterior fórmula). La nueva constante de proporcionalidad, E en la ecuación propuesta, sería tal que la cantidad resultante del segundo término de la substracción sólo produciría valores significativos para un cuerpo con masa equivalente a miles de estrellas como la nuestra y con velocidad de giro mucho mayor que un pulsar, es decir, un objeto como el agujero negro en el centro de una galaxia.

 

No necesito mencionar que mi amigo imaginario Isaac Newton discrepó en todo momento de las ideas surgidas de mis conversaciones silentes con mi otro amigo Qwert.

 

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