

saga de novelas de ciencia ficción

Acertijos
Con frecuencia mi padre traía consigo a casa acertijos. Nos reunía, a sus hijos, frente al pizarrón y planteaba con palabras y dibujos el problema. Luego se retiraba, a veces como el procurador romano por un par de horas, aunque a veces por un par de días según lo ameritara la dificultad del problema. Nosotros quedábamos mirándonos sin decir palabra, solamente estrujando nuestras neuronas. Él decía por ejemplo:
―Tres estudiantes rentan un cuarto de hotel. Cada uno aporta 10 pesos pues la noche cuesta 30. Más tarde el gerente devuelve 5 pesos correspondientes al descuento favorable para académicos. El botones lleva el dinero a los estudiantes, pero se embolsa 2 pesos en el camino, pues a la llegada los estudiantes no le otorgaron propina; además, piensa el botones, ellos no podrían repartir exactamente 5 pesos entre 3 personas. Si los estudiantes recibieron 1 peso cada uno, el cuarto les costó 27 pesos (9 por 3 son 27) y 2 pesos que se embolsó el botones son 29, pero los estudiantes aportaron originalmente 30 pesos, ¿en dónde quedó el peso faltante?
En aquellos desafíos mi hermana Patricia sobresalía con su impecable lógica. Mi hermana Eunice nos aventajaba cuando los problemas tenían que ver con el acomodo de letras o con juegos de palabras; ella aprendió a leer a la edad de 4 años por sí sola. Mi hermana Laura se distinguía en cuestiones geométricas y superó sin dificultad mi facilidad para el dibujo. Mi hermano Carlos con frecuencia se abstraía de tales competencias, pues su destreza ha sido siempre verbal.
Por los relatos anteriores, donde menciono a mis padres, mi esposa y mis hijos, podrá darse cuenta el lector que siempre he estado inmerso en un ambiente estimulante para el raciocinio (y bien inmerso, por cierto, pues me cuesta trabajo mantenerme a flote). Es por esto que me he visto obligado a realizar esfuerzos para no quedarme demasiado atrás de mis seres queridos. Debo admitir, muy a mi pesar, que cuento en mi experiencia con poquísimos éxitos propios. A continuación platico el mayor de ellos, que por cierto, jamás he utilizado cuando el entrevistador de recursos humanos ha preguntado: ¿cuál es su mayor logro personal?
Resolví por mí mismo el problema de los gemelos idénticos en una bifurcación del camino. El problema establece que siendo uno peregrino y buscando alcanzar la ciudad de Atenas, se llega hasta una bifurcación del camino. Un par de gemelos se encuentran a la orilla. Los gemelos son idénticos en aspecto, pero uno siempre responde mintiendo mientras el otro siempre contesta con la verdad. Uno puede hacer una pregunta a uno de ellos, pero sólo una, antes de que los gemelos se retiren. ¿Qué pregunta debe hacerse para conocer cual bifurcación lleva a Atenas?
Este problema rondó mi cabeza por meses distrayendo mi concentración de la lectura hasta que finalmente conseguí dilucidar la respuesta. Me di cuenta, sin embargo, que no fue inteligencia la capacidad que logró la conquista sino perseverancia. Esa creo es mi mayor destreza y me vanaglorié de ello hasta que llegó a mi vida mi hijo Ramón con la suya tamaño astronómica. Otro problema que rondó mi cabeza por mucho tiempo, e igualmente distrajo mi concentración, fue: ¿existe Dios? Dejo la solución que encontré, y que me tomó muchísimo más tiempo alcanzar, para las novelas.

Gemelos idénticos, aunque esta imagen es una copia en espejo de una escultura atribuida a Eufranor.

Dios según Michelangelo Buonarroti.